Me llamo José Antonio, hacia un mes que había cumplido los 25 años, aquella tarde de sábado, no había quedado con nadie, me aburría en mi apartamento, recordé que un compañero de trabajo me había recomendado ver una película, me advirtió que era larga, casi tres horas.
Como no tenía nada mejor que hacer decidí ir a verla, mire el periódico local, la primera sesión era a las cuatro, la segunda era a las ocho, la tercera y última a las doce de la noche. La primera sesión hacia una hora que había comenzado así que me vestí y me dirigí al cine, serian las seis cuando llegue, había una pequeña cola de gente esperando para sacar las entradas, y en un cuarto de hora la cola era inmensa, entre las personas que habia en la cola me fije en una mujer que iba acompañada por un hombre, su edad debería estar rondando los treinta, pelo largo casi rubio, un cuerpo escultural, y si algo destacaba de ese cuerpo era su pecho firme y grande, vestía sencillamente una falda gris justo por encima de la rodilla, y una blusa blanca con una chaqueta gris, a juego con la falda, que se quito mientras estaba esperando.
Media hora más tarde abrieron la taquilla para comprar las entradas, por la gente que estaba esperando supuse que el cine se llenaría. Mientras esperaba fui a un bar cercano, estando allí la pareja que vi en la cola también entró. Faltando un cuarto de hora para el inicio de la película me dirigí al cine, no había aglomeración de personas para entra pues la mayoría ya había entrado. Me dirigí a mi asiento y mi sorpresa fue ver que me había tocado justo al lado de la pareja, me senté quedando a mi derecha la mujer rubia.
Empezó la película, a los diez minutos comprendí que si era igual durante las tres horas podía ser soporífero. Sentí un leve roce en mi pierna derecha, era la pierna de la mujer, el roce fue más intenso con el paso del tiempo, podía ser casual o no, así que puse mi mano sobre su rodilla, ella no hizo nada por quitar mi mano, así que seguí acariciando su pierna y su muslo, llegue a su entrepierna y ella abrió las piernas para dejarme tocar sus bragas, intente apartarlas, pero como estaban tan ajustadas decidí acariciar su coño por encima de ellas. Su mano izquierda se poso sobre mi paquete y comenzó a manosearlo. No tardo mucho en levantarse, se dirigió hacia los servicios, unos minutos después volvió, se sentó de nuevo, y me cogió la mano y la puso sobre su rodilla, mientras que su mano volvía a ponerla sobre mi paquete. Yo nuevamente introduje mi mano en su entrepierna, mi sorpresa fue no encontrar las bragas, tuve vía libre para acariciar su clítoris y sus labios vaginales incluso introducir parcialmente un dedo en su vagina, su excitación quedo patente al apretar mas fuerte mi paquete, tanto que llego a hacerme dañó, mi mano estaba chorreando de lo la humedad de su coño, de pronto cerro las piernas atrapando mi mano, y unos minutos después se relajaba, incluso soltó mi paquete.
Se giro hacia su marido, haciendo que tuviera que sacar mi mano de su entrepierna.
– “Manu, cariño, no me encuentro bien, me voy a ir a casa” dijo la mujer.
– “¿Qué te pasa, Pili?” dijo el hombre, Manu.
– “No sé, algo que he tomado me ha sentado mal” dijo Pili.
– “Bueno nos vamos” dijo Manu.
– “No tu quédate, te espero en casa, luego me la cuentas y si es tan buena otro día vengo a verla” dijo levantándose.
Salió por mi lado, para que pudiera salir me tuve que poner de pie, ella rozo mi paquete con su trasero, y en mi mano izquierda me entrego algo, era de tela, cuando me senté toque lo que me había dado, enseguida supe lo que era, sus bragas. Espere unos minutos, me levante y me dirigí a la salida, ya fuera del cine mire a derecha e izquierda y a unos cinco metros la vi, me dirigí hacia ella.
– “Esto creo que es tuyo” dije ofreciéndole sus bragas.
– “Si, es un regalo” dijo.
– “Gracias” dije.
– “Me llamo Pilar” dijo.
– “Si he escuchado a… tu pareja llamarte Pili, yo soy José Antonio.
– “Mi marido, es mi marido” dijo.
– “Bueno mucho gusto conocerte” dije.
– “Me acompañas, vivo aquí cerca” dijo.
Y la seguí, cinco minutos después llegamos a un edificio de diez plantas.
– “Vivo en el decimo” dijo, entrando y llamando al ascensor.
– “Suerte que tenéis ascensor” dije.
– “No sabes tú la suerte que tengo” dijo entrando en el mismo.
Yo la segui, ya dentro del ascensor, se pego a mi.
Llegamos al decimo, abrió la puerta del ascensor y enfrente estaba su piso, abrió y entramos.
– “Te ofrecería una copa, pero no se el tiempo que tenemos” dijo Pilar.
– “La película es larga, quedaran aun dos horas” dije.
– “Si pero no se si mi marido la vera entera” dijo.
Me condujo a su habitación, se me arrodillo frente a mi, me bajo los pantalones y el slip, dejando mi polla libre, la acaricio, me chupo la punta y se la introdujo en la boca, yo le coji del pelo y marque el ritmo. Despues de un rato me solto la polla, se levanto y se desnudo, no me habia equivocado al evaluar sus tetas como grandes, se tumbo en la cama.
– “Follame, métemela, hazme gozar” dijo acariciándose los pechos y el coño.
Me termine de desnudar, y me coloque a su derecha, mi mano izquierda agarro su pecho derecho y lo estruje, mi boca primero chupo su pezón derecho y después el izquierdo, mi polla se restregaba contra su muslo derecho, mi mano derecha busco su entrepierna, y volvió a acariciar su clítoris y sus labios vaginales, para terminar introduciendo dos dedos en su vagina, el índice y el corazón, mientras que con el pulgar acariciaba su clítoris.
Sentí como su cuerpo se estremecía alcanzando un orgasmo, metí mi cuerpo entre sus piernas, puse mi polla en la entrada de su vagina, me eche hacia delante, agarrando sus tetas, un empujón y mi polla entro dentro de su vagina, un pequeño grito me indico que le había gustado, mi polla entro al máximo, seguí empujando de forma que mis testículos golpeaban una y otra vez sus nalgas, hice que pusiera sus piernas sobre mis hombros, para que la penetración fuese más profunda, sus jadeos eran continuos, movía su cabeza de derecha a izquierda y se mordía el labio inferior con los dientes.
– “Si sigue, estoy a punto de llegar” dijo.
Solté una de sus piernas haciendo que la apertura de las piernas fuese mayor, y seguí empujando hasta que alcanzo un nuevo orgasmo. Me deje caer sobre ella cansado, de un empujón hizo que me pusiera a su lado boca arriba, se levanto, se puso de pie sobre la cama, se dejo caer de rodillas y lentamente bajo para quedar empalada con mi polla. Pilar se movía haciendo círculos sobre mi cuerpo, haciendo que mi polla entrase y saliera una y otra vez. Se dejo caer sobre mi cuerpo, y yo con movimientos pélvicos seguí empujado, hasta que me corrí, ella unos segundos después volvió a alcanzar un orgasmo.
Durante unos minutos quedamos abrazados, para dejarse caer a mi lado.
– “Que bien me he quedado” dijo Pilar.
Me gire haciendo que mi cuerpo quedara apoyado sobre su cuerpo, mi mano busco su entrepierna, metí dos dedos en su vagina, bien lubricada con los fluidos vaginales y con mi leche.
– “Aun quieres mas” dijo entrecortadamente.
– “Yo no pero tu si” dije.
Seguí con las caricias, no tardo mucho en volver a alcanzar otro orgasmo.
Unos minutos después Pilar se levantaba.
– “Sera mejor que te vayas, no sea que mi marido vuelva” dijo.
Me vestí bajo la atenta mirada de Pilar.
– “Cuando te vayas me duchare” dijo.
– “¿Nos volveremos a ver?” pregunte.
– “Tal vez, nunca se puede saber, si eres listo seguro que si” dijo.
Me marche de su piso, cuando llegue abajo en el ascensor allí estaba Manu, su marido, nos saludamos dándonos las buenas noches, se me quedo mirando, supongo intentando recordar donde me había visto antes.
Una semana después pase por el edificio, había un gran cartel que ponía, se alquila. A un vecino le pregunte desde cuando se alquilaba, me contesto que desde hacía unos dos años.
Durante esa semana le di vueltas a lo sucedido, como yo también estaba de alquiler decidí probar una cosa, llame al teléfono del alquiler, un hombre me atendió, le dije que quería alquilarlo, quedamos el sábado para ir a ver el piso.
Estaba esperando en el portal, cuando llego una pareja, se trataba de Manu y Pilar, me dieron la mano, y Pilar me sonrió.
Termine alquilando el piso, durante tres meses, hasta que la empresa donde trabajaba me destino a otra oficina, en esos meses Pilar me visito con asiduidad, en calidad de arrendataria del piso, y siempre terminábamos en la cama follando.